jueves, 10 de noviembre de 2011

Alma de poeta




El poeta dice sus versos.
A su rostro una sonrisa aflora,
detrás de esa sonrisa, le devora un dolor;
entonces, el poeta llora.

Las  lágrimas siguen brotando
de  lo más hondo del corazón.

Su musa se ha ido;
ya  no riman sus versos,
el  poeta se desespera y gime,
no tiene consuelo en su pesar.

¿Cómo podrá escribir ahora,
aquello  que lleva adentro?

Cuántas veces, detrás de una  sonrisa
o de una carcajada,
se  esconde una pena grande,
una  pena del alma.

Escribir ya no puede,
piensa en su musa ingrata
que  así solo, lo obliga a partir.

Su luz de a poco se apaga;
el poeta calla, no tiene remedio,
sus  ojos se cierran para siempre
sus versos… sus versos,
no se volverán a oír.


María Ofelia Arreaga

Este poema ha sido publicado en el #8 de la Revista Avda Los Escritores, editada en Chile, online.

No hay comentarios:

Publicar un comentario